Calidad y Origen del Carburante

El combustible, ¿es de la misma calidad que el de las gasolineras tradicionales?

 

Sí. No solo es de la misma calidad, sino que es el mismo. Las gasolineras libres o independientes compran combustible a operadores autorizados (petroleras) y homologados por el Ministerio de Industria, a través de los canales de distribución oficiales.  Esto implica que la procedencia de los productos que venden es la misma que la de las gasolineras tradicionales. El combustible proviene de los mismos depósitos donde se almacena el carburante, que han de cumplir la norma EN 22, impuesta por el Estado, que garantiza un nivel óptimo de calidad al consumidor final y la estandarización del producto. Todos los carburantes vendidos en España tienen por ley la misma formulación y especificaciones químicas, son el mismo producto independientemente de a qué operador se compre. Los productos contienen, por ejemplo, el mismo porcentaje de biodiesel obligatorio que el resto de gasolineras tradicionales. Todos los carburantes que se comercializan en España, a su vez, deben cumplir con las especificaciones europeas de calidad (los carburantes comercializados en España son de la misma calidad que en el resto de Europa). En septiembre de 2010 se publicó el Real Decreto 1088/2010 que, en transposición de la Directiva europea 2009/30/CE, modifica el Real Decreto 61/2006, de 31 de enero, por el que se fijan las especificaciones de gasolinas, gasóleos, fuelóleos y gases licuados del petróleo, se regula el uso de determinados biocarburantes y el contenido de azufre de los combustibles para uso marítimo. La aprobación de la Directiva europea 2009/30/CE supuso una modificación de las especificaciones, de gasolinas y gasóleos de automoción establecidas en la Directiva 98/70/CE teniendo en cuenta también los requisitos técnicos de los motores y la adición de biocarburantes a dichos combustibles. La diferencia de precio de las gasolineras libres no es consecuencia de diferentes calidades de los carburantes. El combustible procede de las mismas plantas de distribución, donde se controlan los estándares de calidad establecidos por ley, y donde, a su vez, también se encargan inspecciones y análisis externos.

“La calidad del carburante que llega a las gasolineras low-cost es la misma que la del resto de gasolineras” (Abc.es, 27/02/2015)

Mapa de infraestructuras petrolíferas españolas:

 

 

¿Cómo funciona la distribución de hidrocarburos en España?

 

Una pregunta recurrente es si una gasolinera, por el hecho de ser libre, puede quedarse sin abastecimiento dada la naturaleza cuasi oligopolística del sector así como si la calidad de producto de éstas es equivalente al resto de puntos de venta. Las compañías de distribución y transporte de hidrocarburos son de dos tipos. De una parte el carburante se distribuye en camiones (pertenecientes a cientos de empresas) que conectan gasolineras de todo tipo con centros de almacenamiento ubicados estratégicamente por todo el país (unos 40 en total) siendo este el medio más caro de transporte por lo que realizan sólo el tramo final y más corto posible. De otra parte el carburante viaja a esos centros de almacenaje a través de oleoductos (kilómetros de tuberías enterradas que recorren el país) desde las refinerías (propiedad de petroleras). En España hay nueve refinerías, ocho peninsulares y una insular en Sta. Cruz de Tenerife, pertenecientes a solo tres compañías (en la práctica un oligopolio). La red de oleoductos y centros de almacenaje española es, en esencia, un antiguo monopolio del Estado ahora privatizado por lo que está sujeto a una estricta regulación (entre otros el artículo 41.1 de la ley 34/1998, de 7 de octubre, del sector de hidrocarburos) de uso y acceso a sus instalaciones por parte de terceros (empresas petroleras que vierten sus productos en los mismos y de transporte terrestre que los distribuyen a las gasolineras). El gestor-propietario de los oleoductos y depósitos de almacenamiento actúa pues de intermediario logístico entre las refinerías (propiedad de petroleras habitualmente) y las gasolineras (propiedad de petroleras o no), acercando así los diferentes productos petrolíferos a los mercados minoristas (consumidores).

Al estar las plantas de almacenamiento a su vez conectadas entre sí (también mediante oleoductos), es posible que los operadores petrolíferos (propietarios del carburante que viaja por las tuberías), y que son los clientes del gestor-propietario logístico, puedan depositar sus productos en una instalación y recogerlos en otra alejada físicamente de forma inmediata, según sus necesidades, de modo que pueden disponer de su mercancía en tiempo real en múltiples puntos de diferentes zonas geográficas.

Nótese que todas las petroleras refinadoras, al carecer de oleoductos propios salvo excepciones, utilizan inevitablemente los mismos oleoductos y almacenes pudiéndose mezclar sus mercancías con las de otras sin problemas ya que químicamente es el mismo producto a granel (la composición química la regula igualmente el Estado, se publica en el BOE). Los escasos centros que no están conectados por oleoductos al resto del sistema y los sitos en Baleares se abastecen por barcos tanque. Cuando el combustible llega a sus instalaciones, el gestor lo almacena en diferentes tanques (también comunes) según el tipo de carburante que se trate (gasolinas, gasóleos, querosenos, fuelóleos y biocombustibles), no según la refinería de procedencia. Así pues, el gestor logístico trata todos los hidrocarburos de forma indiferenciada como no puede ser de otra manera ya que la red es única (cada petrolera no dispone de su red de oleoductos). El combustible de las distintas petroleras (operadores) no es que sea igual o similar, es que en la práctica es el mismo ya que responde a unas especificaciones químicas y físicas legales básicas y se ha mezclado. Tenga en cuenta que Vd., en el depósito de su vehículo, también está mezclando combustible de distintas petroleras/gasolineras sin que pase nada por ello. El producto sólo se diferenciará, y mínimamente, en el momento en que los camiones de los operadores lo carguen en los centros de almacenamiento, cuando de forma automática se le añade el aditivo específico de cada operador o en su defecto el del propio gestor logístico. Las gasolineras libres o independientes de los operadores petrolíferos, por lo general, no añaden aditivos específicos, mantienen las características básicas.

El gestor logístico de oleoductos e instalaciones de almacenaje/distribución debe permitir y garantizar el acceso a sus instalaciones (artículo 40 de la ley de hidrocarburos) de terceros en condiciones de igualdad, sin discriminación técnica o económica, a través de un procedimiento negociado (no impuesto) y en condiciones objetivas y transparentes (publicando precios, etc.). Todo ello garantiza que ninguna gasolinera, por el hecho de no estar abanderada, pueda quedarse sin abastecer, o que ninguna petrolera pueda quedarse sin distribuir sus productos.

Por otra parte, en cada una de las fases del proceso de almacenamiento y transporte, el gestor logístico de hidrocarburos, que como vemos es independiente de todos los operadores y distribuidores petrolíferos (incluso accionarialmente desde hace bien poco por recomendación de la CNMC), asegura tomar y analizar muestras del combustible ajeno que gestiona regularmente, para garantizar que cumplen las más estrictas especificaciones de calidad (norma EN 22). Indirectamente, ello garantiza la calidad y la cantidad a todos los puntos de venta finales y al propio consumidor. También a los refinadores, que han de mezclar sus productos.

Así pues, las denominadas gasolineras libres o independientes (no abanderadas) compran el carburante a las mismas petroleras que las abanderadas (nadie se niega a vender lo que fabrica) y éste sigue los mismos cauces que las convencionales. Simplemente los comercializan con su propia marca. Siendo el mismo producto, ¿vale la pena pagar más por él?, ¿vale la pena compartir margen minorista a cambio de una marca a la que nadie o casi nadie es fiel? El ahorro final, como se demuestra, no estaba en el producto, sino en los costes de explotación del distribuidor (punto de venta). De lo anterior también se concluye que si Vd. reposta en una gasolinera abanderada A, B, C, D, etc., por ejemplo, de Valencia, el combustible será muy probablemente C (procedente de Castellón), aunque haya repostado en A o B, ya que es la refinería más próxima a Valencia y de ahí parte el único oleoducto que llega a esa ciudad, y no tiene sentido llevarlo desde Tarragona o Escombreras (Murcia) donde están las refinerías A más próximas a Valencia. Cabe suponer que después, entre petroleras (o entre éstas y el gestor logístico), ya se arreglan/compensan (tantos m3 de carburantes introduje en el sistema tantos puedo sacar en otro punto del sistema, mediante “apuntes bancarios”, etc.). Algo similar ocurre con la electricidad, el gas, la telefonía o la señal de TV: si Vd. cambia de compañía, no cambia el cableado de su casa ni de la calle, no hay un cableado para cada compañía, la electricidad se vierte en un pool común ya que es el mismo producto la genere quien la genere.

¿Cabe la posibilidad de adulteración?

 

Esa posibilidad es igual de remota que en cualquier gasolinera tradicional. Si alguien mezclase gasolina con agua (mezclan mal) u otros productos para alterar la calidad del producto el consumidor lo notaría enseguida (el coche da trompicones, se para, etc.). Hablar de compras “de segundas”,  de “compras de combustibles de los posos de los tanques de los barcos”, de refinados de peor calidad, etc. son falacias, simples e infundados bulos. Todas las gasolineras, convencionales o no, estamos sometidos a la misma ley, a los mismos controles, inspecciones y auditorías de organismos públicos y privados y todas nos abastecemos en los mismos centros de almacenaje y distribución alimentados por los mismos oleoductos procedentes de las mismas refinerías. De hecho, vendemos el mismo producto (ver punto anterior) aunque se comercializa con marca blanca (la legislación no permite distintas calidades). Los bulos propagados presuntamente por la competencia, intentan, con nulo éxito por cierto, desacreditar el producto de las gasolineras libres y/o autoservicio y son auténticas campañas de desinformación (perseguibles legalmente) perjudiciales para el consumidor. Sandeces como que “con sus productos, se pueden recorrer menos Km”, o “la vida del motor de los coches se ve reducida”, son infundios. Por otra parte, las propias petroleras están implantando redes de gasolineras de marca blanca ante la buena acogida del consumidor y la alta rentabilidad del formato.

Carburante aditivado, ¿qué es?:

 

Todos los carburantes son aditivados (sustancias legalmente aceptadas que se añaden al combustible para mejorar fluidez del carburante y combustión, bajar emisiones de gases contaminantes, mejorar oxidación y dispersión de metales, etc.). Sin embargo, coloquialmente se denominan aditivados a los que en realidad son extra aditivados. Se trata de un combustible con aditivos extra, que mejoran teóricamente la combustión y con ello las prestaciones del motor alargando la vida del mismo. Es más caro que un combustible habitual y su mejora en la conducción es inapreciable. Las petroleras lo ofertan como forma de diferenciación comercial y justificar un precio mayor. Aunque para la gasolinera representa un céntimo más de margen, Rextoil® no lo recomienda por su baja demanda y porque obliga a duplicar instalaciones con períodos de amortización, aquí sí, largos, que reducen la rentabilidad. Tan baja demanda, en torno al 5%, no justifica doblar instalaciones un 50%. A nuestro juicio, el único beneficiado de las gasolinas extra aditivadas son las petroleras, no el consumidor ni el distribuidor. Por otra parte, no es obligatorio el uso de aditivos puesto que el combustible básico ya cumple con la estricta normativa europea (EN 22) que garantiza criterios de calidad al consumidor final.