“Las gasolineras low cost seducen al consumidor por el precio (la diferencia por litro con las estaciones de servicio abanderadas supera incluso los 15 céntimos), sin alterar un ápice la calidad del combustible. Y también convencen a los inversores. El negocio de los surtidores de bajo coste se erige en un nuevo sector refugio: garantiza ingresos constantes y altas rentabilidades frente a los bajos tipos de interés que ofrecen en la actualidad las entidades financieras. […]La revolución se produjo, sin embargo, hace poco más de un año, cuando el Gobierno liberalizó los suelos destinados a gasolineras permitiendo, en la práctica, que casi cualquier parcela industrial o terciaria fuera apta para albergar esta actividad. Hasta entonces, las estaciones de servicio sólo podían instalarse en solares reservados con este fin en el planeamiento urbanístico, lo que disparaba por las nubes el precio del terreno […] la rentabilidad estimada oscila entre el 40% y el 80%, dependiendo del enclave […] las más concurridas -con suministro de 16.000 litros de carburante al día-, se pueden llegar a amortizar en menos de un año. «Llenando cuatro coches cubrimos costes»” (El Mundo, 21/04/2014)